lunes, 26 de marzo de 2018

Dos semanitas en Italia: Roma de leyenda II


Mientras tanto, Ascanio -que ya contaba con edad de afeitarse y que tenía sus propios planes- decidió que algo tendría que hacer con su vida. Estando claro que él no se hallaba en la línea sucesoria para ser rey de los latinos decidió marcharse y fundar su propia ciudad. Claro que no se alejó tantísimo sino más bien un par de kilómetros donde fundó la ciudad de Alba Longa, de la que fue su primer rey.
Los/as hijos/as de Ascanio/Iolus prosperaron y por cerca de cuatrocientos años todos fueron felices. Esto, claro está, no podría durar por siempre. Para variar, el origen de la discordia está dado por la pelea de dos hermanos. Bueno, más que una pelea entre dos hermanos se trata de un hermano menor, Amulio (no pregunten de dónde sacaban los nombres porque no lo sé), que destrona a su hermano mayor y lo encarcela. Para asegurarse de que nadie intente destronarlo, hace asesinar a todos sus sobrinos varones. Sí, de golpe y plumazo. Y, por las dudas, hace que su única sobrina mujer, Rea Silva -qué nombre, mamita- sea consagrada virgen vestal. Como sacerdotisa virgen, claramente no podría tener hijos/as, así que por ahí también se cerraba la posibilidad de que quisieran derrocarlo.
Claro que las cosas siempre pueden dar un giro inesperado en este tipo de leyendas. En este caso, a través de Marte, el dios de la guerra, equivalente del Ares griego. Marte se enamoró de Rea Silvia (quien, a pesar de su nombre jamás habría estado en más prisión que la que suponía el templo) y la raptó. No hace falta que diga lo que ocurrió. Imaginarán que con la puntería que tenían los dioses para este tipo de situaciones, ella quedó embarazada. De algún modo –no me pregunten cual porque no lo sé- se las arregló para mantener su embarazo en secreto hasta el parto. ¿Les sorprendería saber que tuvo mellizos? Rómulo y Remo.
Cuando su tío se enteró, obviamente tomó a los mellizos y se los entregó a uno de sus secuaces para que los matara. Siguiendo (¿o inspirando?) la larga lista de clichés del que esta leyenda está plagada, el responsable de asesinarlos, viéndolos tan pequeños, inocentes e indefensos no pudo matarlos. Como suele ocurrir en estos casos, los abandonó en el bosque y ya. Allí los encontró una loba, Luperca (sí, la loba tiene nombre) que los amamantó y -junto a un pájaro carpintero- los cuidó y alimentó. Se supone que la loba y el pájaro carpintero eran los animales sagrados de Marte. Lo de la loba lo entiendo, pero por qué un pájaro carpintero sería un animal consagrado al dios de la guerra es otro dato que ignoro. La cuestión es que entre ambos animales se encargaron de que los mellizos siguieran vivos. Supongo que por cuestiones de marketing, la loba que los amamanta tuvo más éxito que el pájaro carpintero así que ella pasó a la historia y él quedó semi olvidado.
Incorporando un nuevo cliché a la historia, un día un pastor encontró a los dos bebés siendo amantados por Luperca. Asombrado por la forma en la que la loba los cuidaba decidió tomarlos y criarlos como si fueran sus propios hijos. El pastor hizo cuentas y dedujo que hermanos mellizos+loba+pájaro carpintero=hijos de Marte y Silvia. Para protegerlos, sin embargo, no les dijo nada hasta que fueron mayorcitos de edad.

No hay comentarios: